Hace mucho que no aparezco por estos medios. La razón no es otra que la falta de tiempo, no de contenidos.
Como decía una nena en pleno confinamiento, " No me da la vida "...
Entre leyes, normativas, cambios de última hora, trabajo, corazón y demás menesteres, la verdad es que hago corto con todas las horas del día.
O me hago mayor o la mascarilla me limita las facultades de operación y gestión de recursos.
Estamos ya en tiempo de celebración navideña, luces, comidas, familia y amigos.
Vaya, parajismos varios.
Nada es lo que parece, nada es lo que apetece, nada es como antes, pero todo es real. Queramos o no.
Solo los recuerdos permanecen en su sitio.
Recuerdos de niñez, de otra época, cuando sabías que una noche, la más especial, venían los Reyes y se hacían realidad tus deseos más inmediatos y tangibles.
Para eso, te pasabas todo el mes de diciembre, decidiendo que es lo que ibas a pedir en la carta, todo el mes portándote bien, todo el mes siendo buena.
Hoy y después de unos cuantos años vividos de una forma confortable, llegas a la conclusión de que lo más deseas, no son cosas que solo se compran, que también, a nadie le amarga un dulce y la salud mental hay que cuidarla y mimarla como la corporal, sino cosas diferentes, cosas, gestos y valores muy valiosos hoy en día.
Desgraciadamente, ni el día 22, está por encima de eso.
Salud, orden, paz y calma, y paciencia, mucha paciencia.
No adelantar acontecimientos y vivir en el presente.
Si de paso, encuentras unos buenos amigos con los que tomarte un vino y hablar hasta que tengas inerte el cuerpo, por el frío u otras causas, miel sobre hojuelas.
Andaremos y veremos...
Arrivederci !!!
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