Me lo pondría sin dudarlo ni un minuto.
Es ..., como definirlo, exagerado, elegante, atrevido, pretenciosamente bello.
Sombrero con rosas de satén, de Lilly Daché.
Vogue, septiembre 1960.
Foto © Henry Clarke
Años 60, cuando la mujer se empoderaba para gustar y distinguirse.
Un reto, una puesta en escena, un pulso a la discreción.
Puede ser...
Igual es por eso, por lo que me tiene fascinada.
Aaaaaah y por el color.
Arrivederci !!!
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