Sábado, buen tiempo, nada de viento, por fin una tarde que apetece salir a pasear, tomar un cafe y quizas cenar una ensalada en alguno de los miles de sitios que nos ofrece Zaragoza.
Seguro que mi amigo Luis me sorprende con algo ligero y rico, aunque conociéndome no me podre resistir al postre.
Luego tendré remordimientos.
Un gusto no viene mal después de una semana de mucho trabajo.
Arrivederci...
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